Karen Rodríguez Aguirre Grupo 4

Texto narrativo


Libros contra balas



Un revólver. Un changón. Un fierro. Cualquier cosa que dispare. Ésa era la posesión más deseada por los niños y los jóvenes de los barrios duros de Medellín en los tiempos del ruido. Los soñaban para matar a alguien y rara vez para defenderse, pues, al fin y al cabo, la vida corta era su única certeza. Además, "¡qué pereza morirse viejo!", decía uno de los jóvenes sicarios del cartel de Medellín. "Mientras más cortica la vida, más intensa, más sabrosa", decía este muchacho que semanas después cayó feliz porque se necesitaron más de 10 hombres para asesinarlo en una balacera de noche entera.
Historias similares abundaban en los barrios de estas laderas antioqueñas donde sus habitantes siempre han tenido problemas para subir hasta estas montañas cubiertas por miles de casas diminutas, calles estrechas y de larguísimas y empinadas escaleras. "No mijo. Allá no le subo", solían decir los taxistas. El temor era natural: éste era el semillero del ejército privado de Pablo Escobar, primero, y luego de los escuadrones de extrema derecha y de otros barones de la droga. Los argumentos de las películas La vendedora de rosas y Rosario Tijeras se nutrieron aquí. "Esto se cambia con educación", ha dicho Sergio Fajardo, el alcalde de Medellín, desde 2004 ante las preguntas de cómo enfrentar la violencia, en medio de tanta violencia. Hombre brillante, matemático de profesión y muy liberal políticamente, Fajardo, de 45 años, ordenó que 40 centavos de cada peso se destinaran a la educación. Una cifra sin equivalentes en América Latina. "Vamos a llenar de libros y bibliotecas a toda la ciudad", prometió. Y lo cumplió.
ARMANDO NEIRA

Texto informativo

Al recorrer las comunas de Medellín escuchaba a la comunidad discutiendo sobre la situación critica que estaban viviendo .Para los jóvenes cualquier cosa que dispare, es la posesión más deseada en los tiempos del ruido. Lo sueñan para matar a alguien y rara vez para defenderse, al fin y al cabo, la vida corta es su única certeza. Además, "¡qué pereza morirse viejo!", dice uno de los jóvenes sicarios del cartel de Medellín. "Mientras más cortica la vida, más intensa, más sabrosa", dice este muchacho que semanas después cayó feliz porque se necesitaron más de 10 hombres para asesinarlo en una balacera de noche entera.
Historias en común abundan por doquier en los barrios de estas laderas antioqueñas donde sus habitantes siempre han tenido problemas para subir hasta estas montañas cubiertas por miles de casas diminutas, calles estrechas y de larguísimas y empinadas escaleras. Los taxistas suelen decir"No mijo. Allá no le subo"es el temor natural.En esta región que sirvió de aposentamiento del ejército privado de Pablo Escobar ; luego de los escuadrones de extrema derecha y de otros barones de la droga. Los argumentos de las películas La vendedora de rosas y Rosario Tijeras se nutrieron aquí. "Esto se cambia con educación", dice Sergio Fajardo, el alcalde de Medellín, desde 2004 ante las preguntas de cómo enfrentar la violencia, en medio de tanta violencia. Hombre brillante, matemático de profesión y muy liberal políticamente, Fajardo, de 45 años, ordenó que 40 centavos de cada peso se destinaran a la educación. Una cifra sin equivalentes en América Latina. "Vamos a llenar de libros y bibliotecas a toda la ciudad", prometió. Y lo cumplió.

Texto argumentativo.

Los conflictos desatados desde el núcleo familiar y su entorno han creado múltiples facetas en los jóvenes y niños revelando una trágica y reveladora cifra de violencia en nuestro país, aunque no somos los únicos no podemos dejar que esto siga avanzando y tomando mayor fuerza.
En Medellin se evidencia las consecuencias de un mal manejo de los recursos pues desde tiempos pasados se ha visto como el paso de las diferentes generaciones de narcos , guerrilla , ejercito , policía , políticos y el mismo pueblo a llevando a los jóvenes a tomar una actitud de mediocridad ,fascilismo ,falta de cultura y valores haciéndoles creer que con tener un arma en sus manos son como Dioses , omnipotentes e inmortales .
A que punto de ignorancia a llegado nuestra sociedad al dejar que nuestros jóvenes tomen el camino mas fácil y peor aun que no les importe pensar en un futuro para ellos mismos , que no respeten el derecho a la vida, a su propia vida .
La desesperanza de los jóvenes nos los deja ver mas allá de sus narices , dejaron aun lado su sentido de pertenencia , no son seres humanos sino seres que han cambiado su corazón por hierro y balas creyendo en que lo mejor que les puede pasar es dejar como legado una cifra de asesinatos mas alta que sus adversarios.
Karen Rodríguez Aguirre

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